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                                                   todo ello sucedió en el paraje que se extiende
                                                   entre la Peña de la Cruz y los Navajeros, donde

                                                   paraba a beber en un cristalino manantial que
                                                   allí manaba. Una tarde de noviembre, cuan-
                                                   do allí se encontraba, al levantar la vista vio

                                                   cómo se aproximaba un poderoso ejemplar de
                                                   lobo. Tras cruzar su mirada atemorizada con

                                                   los ojos del animal, este se acercó a beber para
                                                   regresar luego al bosque. Los  encuentros se
                                                   repitieron en sucesivas ocasiones antes de que
 Diputación de Salamanca                           pan que la bestia cogía para comerlo luego al
                                                   el carbonero se decidiese a ofrecerle trozos de



                                                   amparo de los árboles.  Así continuaron du-
                                                   rante días lo cual  fomentó cierto sentimiento
                                                   de camaradería. Un a tarde, embargado por

                                                   la emoción, el carbonero reveló a la gente del
                                                   pueblo el sorprendente suceso que venía co-

                                                   nociendo, pero incrédulos ante lo que les esta-
                                                   ban contando, y ante el temor de que el lobo
                                                   terminase asaltando los gallineros y los corra-

                                                   les, se organizó una batida que partió hacia el
                                                   monte. Al cabo de la tarde, en la Plaza Mayor

                                                   el niño carbonero descubrió a su amigo tendi-
                                                   do en un charco de sangre junto a otros lobos,
                                                   zorros y gatos monteses.



                                                   En recuerdo de todo ello queda la denominada

                                                   Fuente del Lobo que encontramos en la subida
                                                   al Castañar de Béjar. Y es que hay encuen-
                                                   tros que es mejor mantener en secreto, pues

                                                   no todo el mundo es capaz de comprenderlos.



                                                   Más temor aún infundían las reuniones de
 Diputación de Salamanca                           brujas para adorar al macho cabrío que dicen,

                                                   se reunían en los altos que comunican La Bas-

                                                   tida con Navarredonda de la Rinconada.
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