Sanchotello

Sanchotello se encuentra en la hondonada del valle del río Sangusín, donde confluyen varios arroyos que alimentan sus aguas, como el Arroyo de los Puentes, los Molinos y el de Marisancho. Esta abundante fuente de agua se ha canalizado en sus fuentes y pilares repartidos por todo el pueblo.

La historia del municipio se remonta a las repoblaciones medievales, cuando tras la muerte de Alfonso VII de León, formó parte del concejo de Ávila y más tarde de la villa de Béjar. A lo largo de los siglos, ha pertenecido sucesivamente al Reino de León y finalmente a la provincia de Salamanca, manteniendo influencias de la cultura vetona. En sus tierras se encuentran necrópolis de los siglos IX y X, testigos de su rica historia.

Históricamente, debido a la falta de empleo dentro del municipio, algunos habitantes se dedicaron a la industria textil de Béjar. Hasta la segunda mitad del siglo XX, la agricultura y la ganadería familiar fueron las principales fuentes de sustento, con la extracción de leche, carne y huevos que se vendían en pueblos cercanos o en el mercado de Béjar.

Actualmente, los habitantes se dedican en su mayoría a la industria cárnica de Guijuelo o a diversos oficios en Béjar. Aunque persisten pequeñas explotaciones ganaderas, así como huertos para frutales, cereales y hortalizas. Sin embargo, a partir de los años 70, la despoblación comenzó a afectar a la región, ya que muchas familias se trasladaron a otras ciudades en busca de mejores oportunidades.

Sanchotello cuenta con lugares de interés, como la Peña de los Frailes, donde se realiza la bendición de los campos y el mirador de la cruz, desde el que se pueden apreciar las impresionantes vistas del valle del Sangusín, la Sierra de Francia, los Picos de Valdesangil y los Hermanitos.

Sanchotello se comunica mediante carretera con Navalmoral y se encuentra en las proximidades de la autovía de la Ruta de la Plata, además de contar con un camino ganadero sin asfaltar que lo conecta con Fresnedoso.