Cristóbal

En la frontera entre la Sierra de Béjar y la Sierra de Francia encontramos el municipio de Cristóbal, conocido como uno de los balcones de la sierra por ser una atalaya natural desde la que se pueden observar amplias extensiones de las zonas montañosas de la provincia.

Forma parte de la reserva natural donde el río Sangusín desemboca en el Alagón, por lo que es cobijo de muchas especies de fauna y flora silvestre y un lugar desde el que parten una gran cantidad de rutas y excursiones para los amantes de la naturaleza. Los bosques que lo rodean son sobre todo de castaños y robles, pero también hay muchos portes de fresnos y encinas. Su clima es duro con inviernos largos y muy fríos en los que solía nevar, y veranos muy cortos, pero bastante calurosos.

Han transitado por la zona pobladores prehistóricos que han dejado grabados rupestres en piedras de granito, pasando por épocas romanas de desarrollo de la minería e incluso visigodos de los que aún se conservan algunos sepulcros antropomorfos repartidos por los campos de alrededor. Su nombre se corresponde a quien guio la repoblación de la zona que se llevó a cabo en los siglos XII y XIII y que configuró el municipio dentro del Reino de León.

En su arquitectura, tanto de las calles como de las viviendas, podemos observar un típico pueblo medieval de montaña, las casas de dos pisos hechas con paredes de piedra y adobe, con una planta baja para el ganado y almacén y las alcobas en la planta superior. El principal oficio antiguamente era el de la ganadería de vacuno para obtener pelo y lana, ahora para obtener carne de gran calidad, pero ha ido evolucionando hacia los cultivos de viñedos, hortalizas, cereales y producciones de pasto para el ganado.

Otra tarea habitual era la de extraer arena de los cauces del Rio Sangusín para construcción y la elaboración del carbón durante la segunda mitad del siglo XX. Este se hacía a base de madera de roble o de madroño que se prendía dentro de un chozo hecho con jaras y escobas, pasadas las 24h se extraía el carbón que se transportaba hasta San Esteban de la Sierra, Ledrada o Béjar. Cabe destacar que fue un municipio productor de lino y que hubo hasta 24 telares que tejían lienzos para las industrias textiles bejaranas.

A partir de mediados del siglo XX la emigración tuvo un gran despunte y muchos de los habitantes de Cristóbal buscaron trabajo en otras ciudades españolas, algunos países de Europa como Alemania o Francia e incluso al otro lado del Atlántico en Argentina.

¿Por qué se le dice “el pueblo de los lobos”?
Hasta la década de 1.950 la presencia de este animal por la zona era común, pero debido a la persecución y a la disminución de la ganadería las poblaciones fueron desapareciendo. Aun así, Cristóbal ha conservado este apodo porque se cree que las figuras de animales que coronan el campanario de la torre de la iglesia son en memoria de este animal que se ha convertido en su símbolo pudiéndolo observar incluso en el escudo del municipio.

DATOS AYUNTAMIENTO

 Plaza Mayor, 1, 37684 Cristóbal, Salamanca

 923 43 50 16

ayuntamiento@ayuntamiento.es

https://www.aytocristobal.com/